lunes, 17 de septiembre de 2012

Los Cinco Reinos. León


León, en los años que nos ocupan, está gobernado por Alfonso IX. Si bien en la campaña previa a la batalla de Alarcos el monarca leones estuvo dispuesto a participar activamente junto al castellano, por eso de ser familia y tal, a posteriori la enemistad y rivalidad entre ambos marco las relaciones de los dos reinos. Alfonso IX, temeroso del poder de su primo (y es que Alfonso VIII de Castilla tenía más peligro que una piraña en un bidé), mantuvo una política de constante acoso sobre las fronteras castellanas de la Tierra de Campos, que el monarca castellano había usurpado previamente a León alegando derechos dinásticos. Por esta razón buscó al igual que el monarca navarro la alianza del califa almohade con el objetivo de ganarle posesiones al castellano. Sin embargo la presión pontificia, que tan poco efectiva había resultado con el monarca navarro, y la férrea defensa de las milicias concejiles castellanas, finalmente hicieron mella en Alfonso IX, que terminó firmando treguas con el castellano. A nivel de juego, para que se entienda, esto significa que la frontera entre León y Castilla, la mencionada Tierra de Campos, es un territorio bastante peligroso para cualquier castellano que asome el morro. Una vez cruzada la frontera castellanos y leoneses tratan con absoluta normalidad, y la ciudad de León es una de las principales de la España cristiana. Y Galicia, tierra de cielos grises, meigas y ruinas paganas, con Santiago de Compostela como meta de peregrinos en busca de la salvación, es un lugar fascinante para todos aquel con ánimo de aventura.
Por su parte la relación de León con Portugal se traduce en la guerra que mantuvo durante casi ocho años con Sancho I de Portugal, el Repoblador, cuyos orígenes ciertamente siguen siendo un misterio, y que terminó en 1201 sin ningún cambio significativo en las fronteras de ambos reinos. Esto es una muestra más de la deliciosa costumbre que tenían los reyes medievales de guerrear sin venir a cuento. Y es que las auténticas obligaciones de todo rey de la Edad Media eran las de liarse a espadazos con quien fuera y por lo que fuera cada dos por tres, y la de dedicarse a la gozosa obligación de dejar descendencia. Mucha descendencia, ya fuera con la legítima o con las que no. Respecto a la frontera sur, los avances más significativos de reino de León, las reconquistas de Cáceres (1229), Mérida y Badajoz (1230) se llevarán a cabo tras la batalla de las Navas, cuando el peligro islámico ya había sido conjurado. Si es que en esta España mágica que estáis jugando se produce la victoria de las Navas de Tolosa, que vayan ustedes a saber.

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