jueves, 6 de septiembre de 2012

Los Cinco Reinos. Portugal


Tras la pequeña descripción de lo que hay al sur de la frontera (coño, parezco Murakami), paso a detallar de manera breve como están las cosas en la España cristiana. A este periodo de la Edad Media se le conoce como la España de los Cinco Reinos. A saber: Portugal, León, castilla, Navarra y Aragón; esto es, las cinco entidades políticas en las que se divide la cristiandad peninsular. No entraré a explicar el origen de cada uno de estos reinos, que para eso están los libros de historia y la Wikipedia, y me limitaré a exponer como es la situación de los reinos en el 1204 en el que arranca la historia.

El menos relevante de los reinos peninsulares para la historia de nuestros protagonistas es, sin ninguna duda, Portugal. Aunque esto no es razón para que sepan ustedes que se cocía en el joven reino portugués durante estos años. En 1204 reina en Portugal Sancho I de la casa de Borgoña, conocido como el Poblador. Segundo rey de Portugal, e hijo de Alfonso I Enriquez, fundador del reino, Sancho I vive durante su reinado una constante sucesión de éxitos y derrotas que convirtieron su reinado en el favorito de los cartógrafos. Y es que trabajo no les faltó, porque la frontera se movió más que los precios. En lo que respecta a las tierras de al-Andalus tras avanzar sus fronteras hasta el sur, prácticamente hasta el Algarve con la conquista de Silves (1189), en cuanto nuestros amigos los almohades asomaron el hocico pasó a replegarse casi hasta Lisboa, perdiendo en el camino el Algarve y casi todo el Alentejo (incluido Alcácer do Sal). Para rematar la faena se pasó ocho años guerreando con el reino de León disputándose el control del sur de Galicia. Como podéis imaginar en esta labor tuvo tanto éxito como en la de conquistar tierras a los moros. Visto lo visto no ha de sorprender a nadie que los últimos años de su reinado se los tomase con relativa calma y los dedicase a preocuparse del sobrepeso de su heredero (que pasará a la historia como Alfonso II el Gordo), a reorganizar el reino, traerse emigrantes de Flandes y Borgoña con la promesa de tierras y buen clima, y a acumular un buen tesoro a base de freír a sus nuevos súbditos a impuestos. Todo muy medieval. Y en esas está Portugal en 1204, en paz con sus reinos vecinos, sean estos cristianos o musulmanes.  A efectos de juego los personajes saben que Portugal está en el oeste y tan solo nuestra mediera judía sabe algo más de Portugal, y esto es que su rey se llama Sancho, que los judíos son bien recibidos (no en vano uno de los principales consejeros del rey es el primer rabino del reino, Jose Ben Yahi) y que allí en este momento se pueden hacer buenos negocios.  

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